Este restaurante pone de manifiesto que en este pueblo se puede comer sin necesidad de recurrir a los tan manidos Gazpachos, que también sirven, pero dada la calina se desestimó su consumo.
De entradas probamos unas CROQUETAS DE BOQUERÓN Y GAMBAS que más bien parecían albóndigas. CHIPIRONES CON AJETES Y HABITAS BABY, todo un clásico con un buen producto pero exceso de salsa. BOQUERÓN REBOZADO, similares a los "Pichis" de Elda o los "Zepelines" de Elche, aportan la comodidad de desgustarlos sin espinas pero con un rebozado más própio de chiringuito playero que de buen restaurante.

De platos fuertes: SOLOMILLO AL FOIE, una excesiva cantidad de salsa de vino (parece ser ésto "marca de la casa") poco reducido enmascaraba el hígado así como una carne más bien poco "solomillosa" y permítanme la expresión. ENTRECOT AL ROQUEFORT, casi lo mismo que el solomillo pero con nata por doquier. MERLUZA CON ALMEJAS Y GAMBAS, una lástima que una "piscina" de salsa muy líquida y poco ligada ocultara un buen producto marinero. PIERNA DE CABRITO, este plato sí estuvo en su punto para ser disfrutado por el comensal.

Con cafés, cervezas durante toda la comida y orujos por 40 euros. Puede parecer un poco elevado para los tiempos que corren y sin haber tomado vino, pero se pagan a gusto dado lo acogedor del local, la comodidad de las mesas y sobre todo un impecable servicio.
Habrá que volver en invierno a probar los gazpachos, o no?