En plena Plaza Mayor este restaurante realiza un claro guiño a la cocina andaluza con ciertos aderezos de modernidad. De marcado carácter familiar, el servicio ofrece altibajos. Eso sí, la pulcritud y la comodidad de mesas y sillas hacen agradable la estancia. Pero en resumidas cuentas, no aporta nada a la mediocridad gastronómica en general de una ciudad como Elda.
De entradas al centro de mesa y tras un Salmorejo de bienvenida, nos decantamos por una FRITURA VARIADA DE LA CASA, ante la ausencia de las croquetas que habíamos pedido.De esta fritura destaca sobremanera la croqueta de chipirón....pura tinta. CUAJADERA DE SÉPIA que, al igual que con la fritura, nos llegó porque la original de pulpo, el plato estrella de la casa, no tenían existéncias. No es ni más ni menos que una rustidera de sépia , de las de toda la vida, que la sirven como entrada.

De postre, también unanimidad: BIZCOCHO AL CAFÉ IRLANDÉS REGADO CON CHOCOLATE, sin dudarlo, nada más por el postre vale la pena la visita al restaurante. Es para mí uno de los postres que guardo ya con especial cariño en mi memoria.
De bebidas, dado el calor, cervezas, cafés y gentileza inicial por 39 euros que se antojan elevados para los tiempos que corren para el sector y para no haber degustado una botella de vino. Sólo lo recomendaría por el postre.