
Saoro y Mari Carmen decidieron un buen día abandonar sus quehaceres cotidianos urbanos para instalarse en plena sierra y habilitar un hospedaje campestre con restaurante para dejar satisfecho al más urbanita de los urbanitas. Y así es. Puedo dar fe de ello.

De plato principal, como no podía ser de otra manera, PAELLA DE CONEJO Y CARACOLES, cocinada a gas pero con la sensación y el gusto como si se hubiera hecho a la leña. El cocinero utilizó el “truco del almendruco” que servidor, conocedor del mismo, no va a desvelar. Dicho ello, la paella resultó exquisita.
De postre FRUTA VARIADA, nada mejor para desengrasar tan suculenta comida. Todo ello fue regado con dos botellas de Penya Cadiella más cervezas iniciales, cafés y orujos por unos correctos 35 euros. Es una buena recomendación para reponer fuerzas tras disfrutar de un buen día de campo en este frondoso paraje.